
En un giro sorprendente, Elon Musk ha expresado públicamente su apoyo al impeachment del expresidente Donald Trump, sugiriendo que el vicepresidente JD Vance debería asumir la presidencia. Este pronunciamiento marca un punto de inflexión en una relación que, hasta hace poco, parecía sólida.
El conflicto comenzó cuando Musk criticó el «One Big Beautiful Bill Act», una propuesta legislativa respaldada por Trump que proyectaba un aumento significativo del déficit federal. Musk calificó el proyecto como una «abominación», instando al Congreso a rechazarlo. En respuesta, Trump amenazó con cortar los subsidios gubernamentales a las empresas de Musk, incluyendo SpaceX. Esta amenaza llevó a Musk a advertir sobre posibles consecuencias económicas negativas, como una recesión.
La tensión aumentó cuando Musk acusó a Trump de ocultar documentos relacionados con Jeffrey Epstein, sugiriendo implicaciones legales para el expresidente. Aunque estas acusaciones no han sido confirmadas, han exacerbado la ruptura entre ambos.
La disputa también ha tenido repercusiones políticas. Aliados de Trump, como el presidente de la Cámara de Representantes Mike Johnson y el vicepresidente JD Vance, han expresado su apoyo al expresidente, mientras que algunos legisladores republicanos han comenzado a tomar partido, reflejando la división interna del Partido Republicano.
Este enfrentamiento entre Musk y Trump no solo ha captado la atención de los medios, sino que también ha generado incertidumbre en los mercados financieros. Las acciones de Tesla, empresa dirigida por Musk, han experimentado fluctuaciones debido a la creciente polarización política y las implicaciones de este conflicto en la industria tecnológica y aeroespacial.
La situación continúa evolucionando, y se espera que este enfrentamiento tenga consecuencias significativas tanto en la política estadounidense como en el ámbito empresarial.