Las intensas lluvias registradas durante la segunda semana de octubre provocaron graves inundaciones y deslizamientos de tierra en distintas regiones del estado de Puebla. Municipios como Huauchinango, Zacatlán y Xicotepec fueron algunos de los más afectados, con viviendas sepultadas, caminos bloqueados y familias incomunicadas. Autoridades estatales confirmaron la muerte de al menos cinco personas tras el colapso de varias casas en una zona montañosa.
Los equipos de Protección Civil, Guardia Nacional y voluntarios continúan trabajando en labores de rescate y remoción de escombros. Las lluvias persistentes han complicado el acceso a comunidades rurales, donde decenas de familias han tenido que ser evacuadas ante el riesgo de nuevos deslaves.
El gobernador anunció la instalación de albergues temporales y brigadas médicas para atender a los damnificados. Mientras tanto, los habitantes afectados piden apoyo urgente para reconstruir sus hogares y recuperar los cultivos que se perdieron bajo el lodo. Las imágenes de las zonas devastadas muestran la magnitud del desastre, recordando la vulnerabilidad de la Sierra Norte ante fenómenos meteorológicos cada vez más intensos.
Este episodio reaviva el debate sobre la necesidad de fortalecer la infraestructura pluvial y mejorar la prevención en comunidades asentadas en laderas o cerca de ríos que suelen desbordarse cada temporada.
