
En la madrugada del jueves 24 de junio fue hallado sin vida en Cuetzalan el periodista y fotógrafo independiente Salomón Ordóñez cuya labor destacada en la cobertura de la realidad local lo había convertido en una presencia conocida en la región según informes de medios especializados y comunidades periodísticas. El crimen generó conmoción en la sierra poblana donde era reconocido tanto por su compromiso con la difusión de la vida cotidiana como por retratar problemáticas sociales de la zona.
Este homicidio se suma a la escalada de agresiones contra periodistas en Puebla, que en años recientes ha visto el asesinato de comunicadores como Marco Aurelio Ramírez Hernández en Tehuacán y deplorados ataques contra colegas en San Martín Texmelucan. Pese a que el gobernador y las autoridades estatales han prometido investigaciones rigurosas, organizaciones como la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y Reporteros Sin Fronteras han señalado que la impunidad prevalece en prácticamente el 99 % de los casos.
Diversos colectivos y asociaciones de prensa exigieron una respuesta inmediata de la Fiscalía General del Estado y del Mecanismo de Protección a Periodistas, al tiempo que demandaron al gobierno federal realizar las pesquisas bajo el protocolo correspondiente a crímenes contra la libertad de expresión, tal como ocurrió en otros ataques graves en la entidad . La ausencia de arrestos tempranos y el historial impune de agresiones refuerzan la percepción de que ejercer el periodismo crítico en Puebla sigue siendo una tarea peligrosa.
El caso de Salomón Ordóñez vuelve a poner en evidencia la vulnerabilidad de comunicadores locales que, sin respaldo de grandes medios, trabajan en comunidades apartadas y con recursos limitados para protegerse frente a amenazas o violencia. Las condiciones en Cuetzalan se suman al patrón de riesgo que enfrentan los periodistas en México, especialmente fuera de las zonas metropolitanas, donde las investigaciones por asesinatos muchas veces se estancan o carecen de avances concretos.
Esta tragedia renueva el llamado urgente a las autoridades para reforzar los mecanismos de prevención y protección a la prensa, así como para asegurar que las pesquisas lleguen hasta los responsables. La exigencia de justicia no sólo honra la memoria de Ordóñez, sino que busca proteger el derecho de los ciudadanos a recibir información veraz y libre, especialmente en zonas rurales donde el periodismo independiente se convierte en pilar de transparencia y vigilancia.