La creciente tensión entre Israel e Irán ha alcanzado niveles críticos, con la posibilidad de un ataque israelí a las instalaciones nucleares iraníes en los próximos días. Fuentes cercanas a las discusiones militares israelíes indican que la ofensiva podría ocurrir tan pronto como el viernes, aunque el presidente de EE. UU., Donald Trump, ha expresado su preferencia por una solución diplomática. Sin embargo, ha reconocido el riesgo de un conflicto masivo si las negociaciones fracasan.
Estados Unidos ha informado a Israel que no proporcionará apoyo militar directo en caso de un ataque, lo que incluye la negativa a suministrar bombas de penetración profunda y aviones cisterna para reabastecimiento en vuelo. Esta falta de respaldo podría limitar la efectividad de una posible ofensiva israelí. Mientras tanto, Irán ha amenazado con represalias contra objetivos estadounidenses e israelíes en la región si se lleva a cabo un ataque.
En respuesta a las crecientes amenazas, Estados Unidos ha comenzado a reducir su presencia militar en la región y ha establecido un grupo de trabajo para gestionar posibles evacuaciones. Además, ha autorizado la salida voluntaria del personal no esencial en sus embajadas en Bagdad, Baréin y Kuwait. Estas medidas buscan minimizar riesgos ante un posible conflicto.
A pesar de las tensiones, las negociaciones nucleares entre Estados Unidos e Irán continúan. Una nueva ronda de conversaciones está programada para el domingo en Mascate, Omán. El principal punto de desacuerdo sigue siendo el derecho de Irán a enriquecer uranio, una actividad que Teherán afirma tiene fines pacíficos, mientras que Estados Unidos e Israel buscan su eliminación.
La situación en Oriente Medio sigue siendo incierta, y el mundo observa de cerca los próximos movimientos de Israel, Irán y Estados Unidos, conscientes de que cualquier acción podría desencadenar un conflicto de gran escala en la región.
